Mucho cuidado con la sextorsión


La extorsión en Internet es un delito muy antiguo y las tecnologías modernas han contribuido a potenciarlo (como ocurre con muchas otras cosas). Aquí es donde se encuentra la sextorsión, que es un término designado a un delito cada vez más común que consiste en la realización de chantajes bajo la amenaza de publicar o enviar imágenes en las que la víctima se muestra en una actitud erótica, pornográfica o manteniendo relaciones sexuales. En definitiva, sin calificar de chantaje o extorsión, son imágenes íntimas que el delincuente amenaza con enviar a manos inoportunas, poner en circulación a través de terminales móviles o subir a Internet.


La sextorsión es una práctica en la que Internet juega un papel fundamental. Desafortunadamente, la Red ahora juega en contra de la víctima. Por un lado, facilita el anonimato del delincuente que también puede buscar víctimas en cualquier parte del mundo. Por otro, magnifica los efectos de suamenaza.  Independientemente de si el extorsionista puede ser detenido antes o después de lograr su objetivo, la víctima se enfrenta a un duro desafío: asumir que con un clic del ratón el chantajista podría hacerle un daño irreparable a su vida. Y es que las imágenes, por su naturaleza digital, son fáciles de guardar, replicar y distribuir.

Quizás lo más interesante y común de la sextorsión es que la gran mayoría de víctimas son adolescentes, y no es que se les conozca por tener mucho dinero, pero esta parte de la población representa la víctima perfecta para estos extorsionistas. La adolescencia es un momento en el que se descubre cómo encontrar y cultivar nuevos tipos de relaciones, y no existe una guía para hacerlo. Los adolescentes también están comenzando a crear sus propios caminos y cuestionar la autoridad, pero aún tienen que desarrollar una comprensión adulta de las consecuencias de sus acciones y es por eso que los jóvenes son en su mayoría los primeros en caer ante esta amenaza.

El mejor consejo para evitar ser víctima de sextorsión es no jugar con nuestras imágenes y más si son íntimas. Sin embargo, incluso esto puede escapar a nuestra voluntad si, por ejemplo, activan la webcam en nuestro dormitorio y nos graban cambiándonos de ropa. Por eso debemos proteger nuestra privacidad e intimidad, y la de las personas con las que interactuamos, tomando medidas de seguridad activas y pasivas en nuestro ordenador y terminal móvil. De esta forma podemos evitar que contra nuestro consentimiento se produzca alguna de las dos condiciones necesarias, ya sea que se tome la imagen o que la imagen llegue a manos criminales.

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